viernes, 2 de octubre de 2015

La actual crisis de los inmigrantes represente menos del 0,2% de la población europea. En Líbano, la cifra de refugiados es del 25%.


Las cifras de inmigrantes que han llegado a Europa son ridículas en comparación con la situación que se vive en Turquía, Jordania, Líbano o Irak.

Si más de un 10 por ciento de la población de Jordania está compuesta por refugiados mayoritariamente Sirios, esto refleja el verdadero impacto sobre este país en su economía, en su infraestructura, el mercado de empleo y su sistema de seguridad. Algo similar está pasando con el Líbano donde la población de origen Sirio trepó a más de un millón y medio.  Actualmente El Líbano absorbe a unos 1,5 millones de refugiados de Siria, lo que equivale a alrededor de una de cada cinco personas de la población del país.  No obstante en el conflicto alrededor de 220.000 personas han muerto y 12,8 millones necesitan asistencia humanitaria urgente dentro de Siria, lo que expande la migración, y aún más cuando más del 50 por ciento de la población Siria está en situación de desplazamiento.
Jordania alberga  unos 650.000 refugiados de Siria, lo que equivale aproximadamente al 10 por ciento de la población. Turquía acoge a 1,9 millones de refugiados de Siria, más que ningún otro país del mundo.
En el caso de Jordania la mayoría de los recién llegados durante este año proceden de la gobernación de Dara’a, en concreto de los pueblos de Mahjeh, Kherbet Ghazala, Tafas, Dael, Hrak, Al Sawar (también conocido como Sura), Msefria y Hayt. Muchos refugiados cuentan que tuvieron que desplazarse hasta cinco o seis veces en el interior de Siria antes de decidir huir del país.[1]  La cuarta ciudad más poblada de Jordania no tiene jordanos registrados en su censo. Tampoco calles asfaltadas ni viviendas de ladrillo. Y su antigüedad apenas supera el año y medio. La cuarta ciudad jordana es un extenso campo de refugiados sirios llamado Zaatari, que llegó a acoger a 130.000 personas, aunque la cifra ha ido cayendo hasta quedar por debajo de 100.000.[2]
Según cifras oficiales, cerca de dos millones viven hoy en Turquía -cuya población alcanza los 77 millones-, aunque extraoficialmente la cifra se eleva a casi 3 millones. “Hay provincias, especialmente en el sur, donde la mitad de la población es siria”, dice Erkan Doganay, Jefe del Centro de Manejo de Desastres y Emergencias del gobierno turco. “Es la mayor población que ha aceptado Turquía en su historia”, agrega, sin descartar  tensiones sociales a futuro.
En el sur de Turquía se han levantado 25 campos de refugiados o centros de protección como prefieren llamarlos las autoridades turcas. Pero estos sólo tienen a 260.536 personas. El resto, más de 1 millón 600 mil sirios -según las cifras oficiales- carece de la ayuda básica y debe buscar la forma de sobrevivir con permisos de protección temporal que los habilitan a trabajar legalmente o -aquellos que no los obtienen- logrando un empleo en forma ilegal.[3]
El flujo es continuo en ambos países y el rol de las Naciones Unidas es fundamental a través de la agencia para los refugiados ACNUR. Si nos disponemos a realizar una comparación en cuanto al flujo migratorio, la relación de su estructura económica, su capacidad física e infraestructura, estos países tienen enormes dificultades estructurales que tienen que ver con la misma producción de alimentos, y la provisión de agua. No obstante jamás hubo manifestaciones a nivel gubernamental sobre las hipotéticas consecuencias o nivel de deterioro del nivel de vida producto de la masa desplazada.
Europa tiene en la actualidad una población de 738 millones de habitantes un PBI promedio a los estándares más altos del mundo y una infraestructura adecuada para hacer frente a la crisis actual, una coyuntura por la que deberá ocuparse de 500 mil personas que han llegado hasta el mes de Septiembre.  La economía de la UE, medida en términos de producción de bienes y servicios (PIB), es actualmente mayor que la de Estados Unidos: PIB de la UE en 2014:€13 920 541 millones de euros. [4]Europa tiene una población total estimada de 738 millones de habitantes (año 2014) dividida entre sus 50 países.
Paul Karam, director de Caritas Líbano decía que  “es prioritario resolver la cuestión de la guerra en Siria. Si frenamos la guerra y el tráfico de armas, la financiación al terrorismo, todo puede ser controlado. Es un problema que la comunidad internacional debe asumir.”[5]
Es muy importante el rol de Turquía en estas horas, un país muy tensionado por eso la Comisión Europea le ha requerido a los países del bloque que cooperen para que de esa manera pueda contener y asistir y de esa manera contener la oleada.
De todas formas existen motivos para pensar las posibles consecuencias desastrosas que la llegada del invierno y las bajas temperaturas tendrá para las decenas de miles de refugiados que están llegando a Europa. La alarma espera ante el frio. Asimismo se agravan cada día las condiciones marítimas para los refugiados que intentan alcanzar Europa por el Mediterráneo, asi como para los miles que viven en campamentos improvisados en Europa central y oriental, así como en la región balcánica.  En este contexto no menos importante resulta reciente intervención de Rusia y bombardeo por dos días consecutivos objetivos del radicalismo islámico.
La iniciativa parece en estas horas haber complicado el conflicto no obstante la intención publica de Moscú de buscar formas de no enfrentamiento ni colisión  con Washington, actuando en conjunto sin perder autonomía. EEUU objeta la falta de legitimidad al no tener mandato del Consejo de Seguridad para el raid aéreo de las últimas horas.
A modo de síntesis y análisis nos queda reflexionar sobre la profundidad de la crisis en Europa derivada de la migración forzada, donde  hoy  menos 520 mil 957 refugiados e inmigrantes han llegado a costas europeas en lo que va del año, cinco veces más que en 2014, según la información del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR).
La oposición firme de Hungría, checos, eslovacos y Rumanos deja al descubierto los enormes inconvenientes políticos y  de solidaridad que ya emergieron con la crisis económica y una unidad fracturada. Basta con señalar que cuatro países han rechazado el reparto de refugiados propuesto por Bruselas.  Resulta lamentable y preocupante observar el telón de acero de miles de kilómetros entre Hungría y Serbia nos muestra la reacción antiinmigrante generalizada. Con este ritmo, es factible que todo el continente tenga  a mediano plazo más muros y bloques de contención que en el final de la Segunda Guerra Mundial, algo totalmente inconcebible. Para enumerar ya están los de África  Ceuta y Melilla, en Grecia, Chipre y Bulgaria, y hay planes para construirlos en Rumanía y con intenciones de hacerlos en los países bálticos.
Berlín y Viena han insinuado con bloquear los fondos estructurales si el grupo de países del este no colabora. Bruselas recuerda que eso es imposible y no viable. La respuesta política ha sido anárquica: como en la crisis económica, la de refugiados revela los límites de la solidaridad, cooperación y respeto por los Derechos Humanos en la Comunidad europea.
 El Este no acepta cuotas obligatorias, ni las instrucciones de Bruselas. La contribución es escasa, tal vez porque su escasa  experiencia recibiendo emigrantes; son étnica, religiosa y culturalmente bastante homogéneos, y la clase política es extremadamente dependiente de la opinión pública, al extremo visible en la Alemania de Merkel y el CDU. Todo esto pone en evidencia una verdadera fractura política.
Los signos políticos no son buenos en este sentido ya que los partidos antiinmigración son primeros en varios países, quedo demostrado como el partido de extrema derecha en Grecia Amanecer Dorado, se ha mantenido como tercera fuerza política en Grecia. El partido ha obtenido un 7% de los votos, lo que supone 19 escaños dentro del Parlamento. La llegada masiva de refugiados a las islas helenas y el creciente desempleo del país han sido dos de las razones más importantes que explican su buen resultado. En las islas que reciben a los inmigrantes ha sido donde más votos han obtenido, como en Lesbos y Kós.
Todos estos antecedentes nos demuestran en forma clara que la real crisis no responde a una falta de capacidad económica  Hay inoperancia de los gobiernos europeos que parecen ser  incapaces de hacer frente a la llegada masiva de refugiados, mostrando saturación y escasas posibilidades de absorber y orientar el flujo migratorio. Es especialmente una crisis de carácter política.
Hemos visto con claridad las políticas migratorias de Jordania, Turquía y el Líbano  respecto, países muy inferiores en su potencial económico que sin embargo han respondido de acuerdo a las circunstancias humanitarias. En comparación con otros  que reciben refugiados. Es entonces i sabemos que los Estados europeos son solventes y estables y la actual crisis de los refugiados represente menos del 0,2% de la población europea. En Líbano, la cifra de refugiados es del 25%.
Por eso la falta de reacción e impericia y capacidad  es completamente desproporcionada, ya que las cifras de refugiados que han llegado a Europa son ridículas en comparación con la situación que se vive en Turquía, Líbano o Irak.  Todos conocemos la capacidad existente y la solidez financiera de la UE.
La crisis de los refugiados de Europa puede ser pequeña en comparación con lo que ocurre en otros países de aceptación de refugiados, hay una necesidad abrumadora para una respuesta y replica coherente, estratégica, tanto de los países de la Unión Europea. Puede ser por sorpresa pero sin dudas la respuesta no puede ser convencional y dentro de esto deberá ser una solución de carácter política.

Alvaro Fontana
Defensoria del Inmigrante en Argentina
alvarorfontana@gmail.com

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