Ante la incertidumbre y las
propuestas restrictivas xenófobas, nuestra responsabilidad es la defensa de
las profundas innovaciones se han
desarrollado en materia migratoria en la Argentina.
Hace pocas horas el célebre
músico director argentino Daniel Barenboim proponía una iniciativa para Argentina
como receptor de un cupo de más de 100 mil refugiados Sirios. Bajo la idea para que la
Argentina dé un paso moral y estratégico. Ese gesto moral pondrá
estratégicamente a Argentina en una posición importante dentro del conjunto de
las naciones. El país volverá a ser considerado como un actor central en el
mundo. Muchos hemos tomado este tema
como un ejemplo de la importancia que tiene para el mundo y la visión de los
europeos respecto de América latina.
No hace falta
nuestra ponderación sobre la idea de nuestro director de orquesta y su
ejemplificador trabajo uniendo niños judíos y palestinos. Sirve como paradigma
similar la prédica permanente del Papa Francisco en defensa de los inmigrantes
y refugiados. El mundo entero pudo escucharlo desde la misma sede de la ONU y
el congreso de los EEUU en esta sintonía con el mundo inmerso en una crisis de
migraciones forzadas sin antecedentes.
La tradición histórica de la argentina desde el XIX. En la política migratoria refleja la importancia que tiene para nuestro país la política de integración.
La tradición histórica de la argentina desde el XIX. En la política migratoria refleja la importancia que tiene para nuestro país la política de integración.
Aun
así la Argentina hoy esta amenazada porque tiene dirigentes como Macri quien
hace pocos años en plena crisis y frente
la extensión de la toma del parque Indoamericano, en el sur de la
Capital, Mauricio Macri responsabilizó a la política migratoria del gobierno
nacional, a la que calificó de "descontrolada. "Estamos todos
conscientes de que la Argentina viene expuesta a una política descontrolada
donde el Estado no se ha hecho cargo de su rol. Pareciera que la ciudad de
Buenos Aires se tiene que hacer cargo de los problemas habitacionales de los
países limítrofes", agregó el mandatario porteño.
En
absoluta sintonía su entonces Jefe de Gabinete hoy intendente electo decía
"Hay una ley muy permisiva respecto de la migración: viene la gente y al
poco tiempo de estar en la Argentina pide una vivienda, usurpa y después viene
el juez Gallardo que obliga al Estado a dar una vivienda", se quejó.
"Es una lógica perversa que lo único que hace es promover que venga más
gente de los países limítrofes para usurpar terrenos y pedir viviendas. Tenemos
que cortar eso", reclamó.
Sergio
Massa también es de ascendencia italiana
aunque no es de los inmigrantes que
ahora están en la mira, aunque si lo fueron cuando después de la primera y
segunda guerra mundial eran deportados del país por su condición ideológica de
“comunistas o anarquistas. En cambio, el diputado De Narváez, que pese a su
condición de colombiano proponga deportar a sus compatriotas sospechados de
delinquir, entre miles que llegan a la Argentina para trabajar y estudiar.
Claro que todo es cuestión de clase: en un mundo globalizado solo los que tiene
dinero tienen la garantía de pertenecer.
Nuestro
país ha sido históricamente un país de recepción de inmigrantes: de origen
europeo –muy numeroso hasta la década de 1930– y latinoamericano –constante
desde fines del siglo XIX–. Las migraciones internacionales constituyen una de
las cuestiones más importantes y más debatidas de nuestra historia.
A
principios del siglo XX en Argentina fueron sancionadas por el Congreso
Nacional dos leyes de una trascendencia fundamental para la historia en general
y para la lucha obrera en particular: la Ley de Residencia en 1902 y la Ley de
Defensa Social en 1910. Era una época marcada por la llegada de miles de
inmigrantes europeos, que se iban insertando al mundo laboral argentino. Estos
hombres y mujeres habían escapado de la desocupación, de la hambruna, de las
guerras, de la pobreza y creían encontrar en esta nueva nación, una nueva
oportunidad. A partir de 1853, los llamados padres fundadores habían comenzado
a fomentar la inmigración.
Durante
la estrategia agroexportadora (1870-1930) se dio un proceso de
desnacionalización de la política económica –apertura a la inversión extranjera
en ferrocarriles, frigoríficos y servicios– y de la política migratoria
–promoción de la inmigración europea asociada al proceso colonizador,
exterminio de la población aborigen– con participación de grupos de la sociedad
civil –empresas privadas de colonización– en la implementación de la política
ideada. Por el contrario, durante el período posterior (1930-1945), y en parte
como consecuencia de la grave crisis internacional, mientras la política
económica se desnacionaliza –crecientes inversiones norteamericanas en la
industria textil y alimentos, etc.–, la migratoria se vuelve restrictiva y se
nacionaliza protegiendo el mercado interno ante las altas tasas de
desocupación. A fines del siglo XIX, la necesidad de trabajadores para la
expansión económica de la Argentina fundamentó una política abierta hacia la
migración extranjera. Pero hacia principios del siglo XX, los obreros
extranjeros, que comenzaban a organizarse, ya no aparecían como “honestos
hombres de trabajo” sino como sospechosos de atentar contra la seguridad
nacional y portadores de ideologías foráneas. La sanción de la Ley de
Residencia en 1902 permitió la expulsión de estos extranjeros “indeseables”.
Desde
hace años Macri pregona su política xenófoba y vino hubo propuestas de reforma del Código Procesal
Penal en materia de políticas migratorias, por pedidos de sectores de la
derecha respecto de la expulsión de extranjeros que cometan delitos en nuestro
país. De aprobarse esta modificación, podrían ser motivo de extradición las
protestas por mejoras laborales y demandas sociales como la vivienda. Se
reeditaría así la Ley de Residencia que a principios del siglo XX expulsaba a
los inmigrantes anarquistas y socialistas que organizaban huelgas.
A
partir de aquí, la ilegalización de la inmigración, con la quita de derechos,
signó las sucesivas legislaciones en esta materia. Onganía prohibió el trabajo
de inmigrantes ilegales y temporarios, mientras que Illia habilitó la expulsión
de extranjeros, inclusive los legales, en caso de que afectaran la seguridad
nacional o el orden público. La dictadura militar quitó todo derecho civil y
social a los inmigrantes ilegales. Con la vuelta de la democracia, se
restringió la inmigración y la mayoría de los inmigrantes cayó en la
ilegalidad. En los 90, las normas se endurecieron con motivo del “crecimiento
de la delincuencia internacional” y sólo se emitieron radicaciones temporarias
por un máximo de dos años.
Por
esto es muy importante conocer de cerca lo que piensan hoy Mauricio Macri y
Sergio Massa que pretenden militarizar las fronteras como una forma de decir
que una nación sin fronteras no es una nación.
Para ellos el Mercosur se ha aprovechado de Argentina para exportar
la pobreza de sus países y la criminalizan
.Por eso formulan incrementar el
número de funcionarios de migraciones y modificar leyes para volver con el
regreso obligatorio para los extranjeros criminales, así como más control
sobre los refugiados.
De
ahí que defienda que no se conceda más la ciudadanía automática a los hijos de
inmigrantes ilegales. Esto bajo lemas falsos como " Los trabajadores
argentinos primero", con un
verdadero discurso de apetencia del nacionalismo. Esta idea de reforma parte de la premisa y una apuesta por
controlar la admisión de nuevos trabajadores de bajos ingresos, según ellos,
para conseguir que los salarios crezcan y mejoren.,
Es
muy factible también se intente incrementar el cuadro tarifario vigente de los
visados de trabajo y ciudadania, así como acabar con los abusos del 'bienestar'
y los planes sociales, para los inmigrantes.
Iniciativas y medidas de este
tipo para controlar a quiénes entren en la Argentina y demuestren que pueden
pagar su vivienda, sanidad y otras necesidades antes de venir.
Por
eso es nuestra responsabilidad la defensa de las profundas innovaciones se han desarrollado en
materia migratoria. La nueva ley sancionada por el Congreso nacional en
diciembre de 2003 representa un cambio categórico en la política migratoria y
un logro histórico; así como la recepción de principios vigentes en el contexto
internacional y la transformación del paradigma que sustentaba la política de
la “seguridad nacional” como valor a proteger ante la amenaza potencial de los
nuevos migrantes. La realidad nos indica cuales son los factores que están
amenazados y las conquistas.
Alvaro
Fontana
Defensoria
del Inmigrante de la Republica Argentina
www.defensoriadelinmigrante.org
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